Desde la independencia oficial de nuestra República (1821-1824), el Perú no ha terminado de consolidarse como una nación, como sí lo han hecho de algún modo otros países.
El proyecto de consolidar una nación se ha visto postergado durante casi dos siglos por los intereses de grupos de poder, desde dentro de nuestro país como desde fuera (nos referimos aquí a muchas empresas locales y extranjeras), que más que interesarse en el Perú, lo hacen en sus propios beneficios económicos y de usar a su favor, el poder político. Por eso, podemos decir que nuestra independencia fue, en realidad, una independencia criolla, pues promovió un modelo colonial contrario a resolver el problema nacional, privilegiando a los más poderosos y excluyendo a la patria y a la gran mayoría de peruanos.
En este sentido, el PNP busca retomar el mandato histórico de consolidar la nación a través de un proyecto nacional, abandonado por las que debieron ser las clases dirigentes del país, pero que se convirtieron, lamentablemente, en clases dominantes. Por ello, los nacionalistas somos, ante todo, "constructores de la nación peruana", pues esta es la tarea histórica nunca completada.
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